El espresso es el alma de una barra de café. Es la base de muchas bebidas, como el latte o el cappuccino, y bien preparado permite disfrutar de la riqueza aromática y el complejo perfil de sabor de cada grano. Hace resaltar las notas a chocolate, frutos rojos o flores que llevan a vivir una experiencia única en cada taza.
Crear un espresso es un arte. Requiere precisión y tiempos perfectos. Se consigue al pasar durante 25 segundos un chorro de agua caliente a presión a través de una capa de 7 gramos de café molido, no muy fino para evitar que el agua pase lento ni muy grueso para que no pase rápido. El resultado es un concentrado de 30 mililitros.
El momento de la degustación va más allá de sólo probar la bebida. Se trata de sentir su olor y líquido denso en combinación con la aterciopelada superficie. Crema, sabor, cuerpo y aroma son las cualidades presentes en un buen café.
Crema marrón y uniforme
El primer paso para identificar la calidad de un espresso es observar la presencia de la crema. La capa formada en la superficie debe lucir un color nuez con reflejos rojos y rayas de color marrón oscuro. Su grosor es de unos 3 milímetros y tiene que durar entre 3 y 4 minutos. Al moverla con una cuchara, la crema volverá a verse uniforme, sin huecos.
Aroma
Otro aspecto a evaluar es el aroma, el cual debe ser intenso. Según la variedad del grano se perciben aromas a caramelo, ligeras notas de mantequilla, vainilla o cacao que recuerdan un delicioso chocolate. Los aromas frutales evocan cítricos frescos y los orientales ofrecen un toque amaderado y de especias, como el tabaco y la pimienta. Todas las sustancias aromáticas volátiles son derivadas del proceso de tostado.
Sabor equilibrado
Otra característica de un espresso perfecto es su equilibrio entre amargura, acidez y dulzor. Estos sabores deben permanecer en el paladar. El amargor es el sabor principal del café, la acidez se percibe como una placentera sensación de cosquilleo y el dulzor es el dulce natural del grano, potenciado gracias a un exacto proceso de tostado, molido y de extracción.
Cuerpo
El líquido debe ser denso y no dejar pasar la luz. Al sorberlo, la boca parece estar llena de una capa cremosa, como la sensación que deja la leche.
El espresso es la puerta a un universo de aromas y sabores. Saber reconocer sus cualidades lleva a gozar de un acontecimiento sensorial inigualable.